Presentación

Las diversas crisis energéticas han influido considerablemente en nuestro progreso económico y estilo de vida. Después de la primer crisis petrolera ocurrida en 1973, se sucedieron otras con distintas características que marcan el comienzo de la disminución de la disponibilidad de los combustibles no renovables. Algunos estudios indican que la producción mundial de petróleo comenzará a disminuir hacia el 2010.

También asistimos al sostenido aumento de la contaminación ambiental producido por el consumo energético, como ser las lluvias ácidas, el aumento de CO2 que se asocia al calentamiento climático y el deterioro de la atmósfera en las ciudades.

Estos hechos marcan la necesidad de encarar programas tendientes a lograr un uso más racional de la energía y una utilización más balanceada de todas las fuentes energéticas, en especial de aquellas que son renovables y/o no contaminantes, tales como la solar, la  eólica, la proveniente de la biomasa,  la  geotérmica y otras. Durante los últimos años ha ido tomando cuerpo la idea de que el desarrollo de nuestra sociedad se debe realizar sobre bases sustentables, donde el aumento de nuestro nivel de vida se consiga con el respeto al medio ambiente que nos rodea.

La energía solar, en especial, tiene varias virtudes a considerar desde este punto de vista, como su práctica inagotabilidad, su gran disponibilidad, el bajo grado de contaminación y  su distribución sobre la mayor parte de nuestra Tierra.

Por otra parte su uso plantea algunos problemas,  tales como la variabilidad debido al ciclo día-noche y a los cambios climáticos, los costos iniciales y la falta de un mejor conocimiento de sus posibilidades.

Para vencer estas dificultades es necesario llevar adelante una tarea de investigación y desarrollo tecnológico así como lograr una mejor difusión de sus posibilidades que nos lleve a su efectiva transferencia. Esta es la tarea que se está llevando a cabo en el INENCO.