Naciones Unidas eligió para este año el tema “aguas subterráneas”. Busca reivindicar su protección y utilización de forma sostenible para sobrevivir al cambio climático y satisfacer las necesidades de una población en constante crecimiento.

El agua es un recurso vital indispensable. Por ello, tiene su propio día de conmemoración: 22 de marzo, una fecha para rendirle homenaje y recordar su papel esencial. Este año, el tema elegido por las Naciones Unidas (NU) son las “aguas subterráneas” que son invisibles pero con efectos que se aprecian en todos los niveles de la vida.

En 1992, se realizó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de Río de Janeiro, Brasil. Allí emanó la propuesta. Meses después, la Asamblea General adoptó la resolución por la que el 22 de marzo de cada año fue declarado Día Mundial del Agua, siendo 1993 el primer año de su celebración.

A la celebración, se añadirían posteriormente eventos anuales específicos en torno al agua (por ejemplo, el Año Internacional de Cooperación en la Esfera del Agua 2013) e incluso decenios de acción (como el actual Decenio “Agua para el Desarrollo Sostenible” 2018-2028).

El Día Mundial pretende crear conciencia y reafirmar que el cuidado del recurso y las medidas hídricas y de saneamiento que se tomen en torno a él son clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental.

Según Naciones Unidas, a pesar de que todas las actividades sociales y económicas dependen en gran medida del abastecimiento de agua dulce y de su calidad, 2.200 millones de personas viven sin acceso a agua potable. Por ello, la celebración también tiene por objetivo concienciar acerca de la crisis mundial del agua y la necesidad de buscar medidas para abordarla de manera que alcancemos el Objetivo de Desarrollo Sostenible No 6: Agua y saneamiento para todos antes de 2030.